Daños colaterales de Covid-19: mascarillas y guantes en el fondo del mar
- Olvidados del Pacífico
- 13 oct 2021
- 3 Min. de lectura
El COVID-19 desencadeno una carrera armamentista mundial para producir equipos de protección personal, sin embargo, otra epidemia podría empeorar: la contaminación por plásticos.

Las Naciones Unidas estiman que 13 millones de toneladas de plástico son arrojadas al mar cada año y que la mitad del plástico producido a nivel mundial es para artículos de un solo uso.
Según un informe del WWF, "si sólo el 1% de las mascarillas se desecharan de forma incorrecta y se dispersaran en la naturaleza, esto daría lugar a que hasta 10 millones de mascarillas al mes contaminaran el medio ambiente".
Teniendo en cuenta que el peso de cada mascarilla es de unos 4 gramos, esto resultaría en la dispersión de más de 40 mil kilogramos de plástico en la naturaleza. Gran parte de los equipos de protección que utilizan los trabajadores de la salud - como guantes, mascarillas y batas - son de un solo uso. Esto es así a pesar de que no hay evidencias científicas de que los plásticos de un solo uso son mejores que los reutilizables, dijo Kevin Stairs, director de políticas sobre productos químicos y contaminación de Greenpeace.
"Cuando reutilizamos un equipo de protección, lo desinfectamos. Con los productos de un solo uso, el artículo escapa del sistema y puede llevar el virus Sars-CoV-2 durante días en su superficie."
La basura en el mar se genera por la forma en que nos deshacemos de los equipos de protección y del plástico en general, no por el uso en sí", dijo Richard Thompson, profesor de biología marina de la Universidad de Plymouth, que acuñó por primera vez el término "microplásticos" en 2004.
Los gobiernos están pidiendo a cada ciudadano que camine con una mascarilla puesta, pero esto no tiene por qué crear basura. Dada la crisis y la inmensa presión a la que nos enfrentamos en este momento, no debemos retrasar el dar a todos los equipos de protección ahora. Pero, al mismo tiempo, si esos productos se usan en las calles, se debería de aconsejar a la gente sobre cómo deshacerse de ellos.
Thompson argumenta que el diseño adecuado de los productos en primer lugar podría ayudar a controlar la cantidad de basura en el océano. Esta filosofía es la base de la economía circular, que busca crear artículos que sean más fáciles de reciclar.
Tomemos por ejemplo las mascarillas faciales importadas de China. Los expertos dicen que están hechas de múltiples capas de diferentes materiales o polímeros. Esta complejidad hace que sea mucho más difícil reciclar tales artículos.
El Perú y todos los países deberían tratar de desarrollar productos hechos del mismo polímero, que podamos rastrear y recoger en contenedores desechables sellados, donde puedan ser desinfectados y reciclados. Esto no esta muy lejano a nuestra realidad, ya que esto está sucediendo a pequeña escala a nivel local donde las ONG, instituciones e investigadores han creado EPI reutilizables, donde la estructura de la mascarilla se mantiene y sólo se tira el filtro.
Mike Bilodeau, director regional de PlasticOceans para Europa, dice que en lugar de importar los equipos de protección, deberían fabricarse localmente y hacerse de tal manera que los elementos plásticos puedan ser reciclados y reutilizados.
Por lo que se recomienda a todos los ciudadanos no votar su mascarilla ni artículos de protección de manera irresponsable, sabiendo que ello puede generar una nueva epidemia, pero del mar. Lo cual como consecuencia puede traer miles de especies marinas muertas y un océano sin poder utilizar.
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